Dos extraños quedan encerrados en un ascensor. No hay luz, no hay teléfonos, un apagón en la zona imposibilita todo tipo de comunicación. La espera se prolonga y solo quedan dos opciones: esperar a que alguien los rescate o morir asfixiados mientras intentan dejar de ser extraños. Una circunstancia extrema e incómoda que potencia o expone lo mejor y lo peor de cada uno.